domingo, 15 de enero de 2017

El poder del profesor



En esta entrada nos gustaría centrarnos en el papel que juega el profesor dentro del aula, tomando como referencia algunas de la ideas que se plantean en el capítulo 4 “La vida en las aulas” de Feito (2010) en su libro “Sociología de la educación secundaria”.

Desde una perspectiva idealista, tal y como describe Durkheim (1985), el objetivo y función del profesor es enseñar sin tener en cuenta el proceso pedagógico o educativo que él lo considera como parte de la dominación ideológica. Por otro lado, Max Weber (1997) señala que la escuela, y por lo tanto el profesor de la etapa de secundaria, son determinantes para el futuro profesional de los jóvenes ya que tienen la llave para su acceso a estudios superiores.

Para Jackson (1991) en su libro “La vida en las aulas” establece la presencia de rasgos menos evidentes que aquellos normalmente asociados a la escuela, que contribuyen a construir una “realidad vital” a la que se deben incorporar y adaptar los alumnos. Esta vida escolar incluye tres aspectos diferenciados que son aprender a vivir en el aula (masa), estar sometido a un constante proceso de evaluación (elogio) y la diferencia de poder a la que están sometidos (poder). Estos tres factores forman la base del currículo oculto.

Otro aspecto del poder del profesor, que está directamente ligado al currículo oculto, son las expectativas sobre el alumnado. Esto se ha definido como el efecto Pygmalion o teorema de Thomas. Este efecto sobre los alumnos puede ser tanto negativo, bajas expectativas, como positivo, altas expectativas. Una explicación del concepto y de un experimento realizado por Rosenthal y Jackobson se incluye en el siguiente vídeo.




Consideramos que como futuros docentes, debemos reducir el efecto negativo de las expectativas mediante eliminación de prejuicios sobre los alumnos ya que esto puede condicionar el trato que podamos tener en el futuro con ellos. Por otro lado, debemos ser pacientes y no llegar a conclusiones demasiado deprisa que nos conlleve a una clasificación de cada uno de ellos. Y por último, pero no menos importante, la predisposición del docente a una educación personalizada, a conocer a cada uno de los alumnos son en mi opinión clave para desarrollar todo su potencial.

Tanto el currículo oculto como las expectativas sobre los alumnos son aspectos fundamentales que el profesor debe dominar y controlar dentro del aula para crear un clima de trabajo donde se fomente la equidad entre los alumnos.

El paradigma de las ineficiencias del sistema educativo



Esta entrada coge prestada como título una expresión utilizada por Joan Subirats en su artículo “Más allá de la escuela, transformaciones sociales y nuevas dinámicas educativas y profesionales”, donde se comenta, entre otras cuestiones, la posición de la escuela dentro de las rápidas transformaciones sociales -y su eficacia-.

En los últimos años se ha elevado considerablemente el número de estudiantes universitarios. Quizá esto sea motivo de la tradicional creencia -desde las clases medias-  de que vivíamos en un sistema de meritocracia en el que el éxito dependía del esfuerzo individual. Así, se creía -y durante unos años así fue-  de que existía cierta “correlación entre el nivel de estudios y estabilidad y progreso en el puesto de trabajo” (Subirats, 2007) No obstante, como también comenta el autor, cuando el volumen de individuos que tienen cierta titulación aumenta considerablemente su valor en cierta manera disminuye por lo que entran en juego nuevos aspectos a considerar.

Es un hecho que actualmente las habilidades que se valoran han cambiado. Así, “los elementos de empatía, de sociabilidad, de capacidad de trabajo en equipo y (…) la capacidad de adaptarse a entornos rápidamente cambiantes” (Subirats, 2007) están pasando a ser cualidades determinantes que valora el mercado laboral. Es aquí donde el autor señala el mencionado Paradigma del sistema educativo, pues aún la escuela se refugia más en la adquisición de conocimientos.

Llegados a este punto nos preguntamos ¿Se debe renunciar a una cosa para trabajar en otra?

La respuesta es no. 

Unas de las nuevas tendencias educativas que está tomando fuerza actualmente es el aprendizaje por proyectos. En ella, la enseñanza se aborda como un complejo entramado de técnicas, recursos, metodologías y estrategias en la que los alumnos trabajan juntos -tutelados por el profesor-. de manera que construyen el conocimiento de manera conjunta.
Gracias a este método los alumnos no sólo adquieren conocimientos si no que las habilidades mencionadas arriba de sociabilidad, empatía y trabajo en equipo también.
Este método aún no cuenta con el respaldo mayoritario de la comunidad educativa -quizás por la exigencia de coordinación y cooperación entre profesionales-, pero si queremos caminar hacia una educación completa, inclusiva, heterogénea y para la vida, debemos estar abiertos a introducir cambios en el sistema.

sábado, 14 de enero de 2017

Equidad en el sistema educativo


En esta nueva entrada retomamos el concepto de equidad en la escuela y analizamos su repercusión dentro del marco legal de la  LOMCE (Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa). 

En el preámbulo de este documento, que define el carácter y objetivos de la ley, se establece el carácter universal y personalizado de la educación así como su contribución a la equidad y bienestar social. Además vincula la equidad a la calidad educativa tal y como se aprecia en el siguiente texto:

“Equidad y calidad son dos caras de una misma moneda. No es imaginable un sistema educativo de calidad en el que no sea una prioridad eliminar cualquier atisbo de desigualdad. No hay mayor falta de equidad que la de un sistema que iguale en la desidia o en la mediocridad. Para la sociedad española no basta con la escolarización para atender el derecho a la educación, la calidad es un elemento constituyente del derecho a la educación”.

Por otro lado, nos gustaría señalar también uno de los principios de la LOMCE que se recoge en su Artículo 1 b):

“La equidad, que garantice la igualdad de oportunidades para el pleno desarrollo de la personalidad a través de la educación, la inclusión educativa, la igualdad de derechos y oportunidades que ayuden a superar cualquier discriminación y la accesibilidad universal a la educación, y que actúe como elemento compensador de las desigualdades personales, culturales, económicas y sociales, con especial atención a las que se deriven de cualquier tipo de discapacidad”.

Debemos ser conscientes de la necesidad de una educación personalizada e individualista en la escuela para conseguir así equidad entre los alumnos.

 


Una vez analizados los principios e ideales sobre equidad de la LOMCE nos preguntamos ¿es nuestro sistema educativo realmente equitativo? ¿Es su estructura lo suficientemente flexible? ¿Son todos los alumnos integrados en el proceso educativo de igual modo? Una cosa son los principios y objetivos que se definen en la ley y otra son el carácter y naturaleza de las medidas que la componen. En nuestra opinión, hay aspectos de la LOMCE como son el currículo homogéneo, itinerarios con un limitado margen de rectificación, la toma de decisiones tempranas del alumnado y el valor de las evaluaciones externas que representan obstáculos para la equidad en la escuela.

Esperemos que en la nueva ley educativa que dará paso a la LOMCE tras su  sustitución en noviembre 2016 se promueva la equidad, no solamente en mediante definiciones de principios y objetivos sino además con cambios y medidas estructurales. 

Para finalizar esta contribución, nos gustaría señalar algunos de los aspectos más significativos del artículo de Echeita y Sandoval “Claves de la equidad como reto de la educación en el siglo XXI” en especial el planteamiento de escuela inclusiva como “medio para construir una escuela más justa”. Subrayamos la conceptualización de la escuela inclusiva de Ainscow, Booth y Dyson (2006) como proceso de eliminación de las barreras de presencia, aprendizaje y participación mediante las medidas que se indican en el siguiente gráfico.